AstroCuento para no dormir - El Siervo


Las almas en pena lo acosan desde los callejones, su sombra proyecta invencible una cruz reluciente, sus pasos son lentos, cortos, pesados, el suelo gime y las baldosas en blanco y negro le reafirman la dualidad que asola el mundo.
Él no caerá, no la mirará, no la escuchará está vez, rezará en susurros como un mantra hasta que expulse la bestia que lo acecha.
Ella sobre el trono aparta su mirada, no por temor sino por lástima.

¿Realmente olvido tan pronto aquél encuentro en el cual de rodillas la lamía hambriento mientras ella de pie lo agarraba del pelo y entre gemidos le recordaba lo que siempre prefirió ignorar?

La ha buscado desesperadamente durante largos meses..
Entre látigos de neón acariciando su espalda y chorretones de sangre tatuando su alma.
Es hora de poner fin a esto, es hora.

Un remolino eléctrico púrpura se escapa juguetón del coño de ella, el temor provoca que él
eleve su voz, ella lo mira de soslayo, sonríe burlona, y en un descuido le arranca el crucifijo de madera que cuelga sobre su cuello, sin apenas violencia..
Él no opone resistencia.
Sigue rezando.
Como por arte de magia el crucifijo se instala cómodamente en el interior de su coño, de golpe, como si lo hubiera estado deseando ansiosamente, entra y sale sin misericordia, dispuesto a la perdición.
Le tiemblan las rodillas, su corazón late fuerte, y el perfume embriagador, sucio, que emana de ella dispara hacia su garganta, navega hasta su traquea, navega hasta sus órganos, navega entre sus venas hasta que su piel palidece y le falta el aire, corre hacia la puerta de salida, pero esta no se abre, y no tiene energía ni fuerza para golpearla ni patearla, se ahoga, necesita vida.

Separa más las piernas, mostrándole donde el crucifijo está a salvo, donde siempre quiso estar; la mira, la escucha, zarandeándose en el placer, caliente y desafiante.

Tan Perra. Sucia. Lujuriosa. Poderosa.
Tan...Malvada.
Tan..Irresistible.

Aturdido camina hacia ella, agarra el crucifijo, lo estampa contra la pared, se inclina y lame, lame con enorme voracidad e infinito deseo.
La sombra desaparece, la dualidad se funde, el crucifijo yace en un rincón de la habitación, en pedazos.. esparcidos...sin forma ya alguna.

Inexistente ante el desenfreno.
Inexistente ante la redención.
Inexistente.



Imagen: David Rodríguez - LNLD

Luna en Sagitario


Júpiter irrumpe en la fiesta Lunar, carcajadas salvajes, pieles erizadas, sonrisas resbalando en un cuenco dorado, lo agarra torpemente y no deja de beber.
Ya lo hizo otra vez, musita la Luna.
Y él no la escucha, ni la ve, ni se percata que la está inundando, apartándola en un rincón de la fiesta hasta que se la traga y ella primero ríe, ríe, sus risas provocan hambre en él, más y más, y más, tanto que ella se queda en silencio;

 Claustrofobia emocional cosquilleando en sus muslos.

¿Júpiter, viste lo que hiciste?
Siempre hay un vuelo a las tres de la madrugada, siempre hay otra fiesta en un país lejano, siempre hay más Lunas que digerir, siempre hay más mejillas enrojecidas y pantorrillas robustas de tanto bailar.

 Desaparece.

La fiesta enmudece lentamente, parálisis de pollas en alto, de coños risueños y un vacío que clama por ser llenado.


Imagen: Philip Gladstone