Nochevieja


Medusa, hermosa, de mejillas rosadas, de cabellos de víboras, la violada y vengativa que convierte a hombres en piedra con la fuerza de su mirada...
¿Me preguntabas en qué pensaba? En ella.
Sí, lo sé, no sé por qué, pero ella vino a mi mente.

El reloj bosteza, los radiadores mueren, el cava es ya una copa dorada, seductora y sus burbujas estrellan en mi paladar.
Un año más en segundos, el griterío golpea mis oídos, nunca entenderé esa emoción grupal tan excitada, y nunca entenderé el terrible castigo a Medusa.

Deliras, cambia de conversación.- Y tú me aburres. Dame las llaves del coche.- Pero, ¿Adónde vas?!- Dónde no puedas encontrarme. Feliz Año Nuevo.



Imagen: David Rodríguez - LNLD

AstroCuento para no dormir - Lucifer


Al contrario de la mayoría de gente que conforme se aproximaban las fiestas Navideñas unos se sentían más melancólicos, familiares o otros más derrochadores con energía de sobra para recorrer los centros comerciales a Lucifer eso nunca le sucedía.
Las noches se hacían eternas, los latidos del corazón aumentaban hasta castigarle las sienes en una migraña, pulsátil, constante.
Sus sentidos se agudizaban, se atemorizaba y permanecía todo lo oculto y escondido que podía, encerrado entre sus cuatro paredes. Sin recuerdos, sin presente ni futuro, sólo respiraba y cerraba los ojos.
Así se encontraba en Noche Buena, tirado en el suelo, en total oscuridad, castigado por las voces de aquellos que cenaban en el edificio. Se mezclaban las del quinto con el segundo, eran como un murmullo inquieto, disonante, alterado, como una mala composición musical, pero, aquella noche había una energía que desconocía, notas sosegantes que daban una bocanada de aire entre tanto ruido.
Focalizo su oído durante un rato largo.
Después, se incorporó, jadeó, recordó que estaba hambriento, a cuatro patas camino hasta el balcón, husmeó, olió la noche, buscó la luna Nueva, se estiró, aulló y trepo dos pisos más arriba.
Mujeres semi desnudas reían, con tacones, copas de vino en sus manos...
Algo no cuadraba, esa no era la melodía que lo había atrapado.
Furioso, a punto de romper los ventanales, se hizo una luz en su interior.
Repentinamente se dio cuenta que había escuchado sus silencios y esa era la música que lo había llevado hasta allí.
A escondidas las observo, a escondidas las rapto una a una, a escondidas las amordazo, a escondidas las abofeteó, a escondidas las follo repetidas veces como la bestia que era, y, a escondidas del resto del mundo las devoro a besos, les lamió el maquillaje, hasta que se impuso en ellas ese silencio que lo cautivó.
Luego, las liberó. No movieron ni un pie.
No gritaron, ni pidieron auxilio.
Se quedaron pegadas a él, con un hilillo de baba resbalando por sus pezones.


Imagen: Fotograma de la película Drácula de F.F.Coppola

Luna en Cáncer


Te tengo anclada en mi memoria, abrigada entre besos, mimos, caricias...En este presente nunca estás ausente, mujer.

Sonrió y rompo en carcajadas que se escapan por las ventanas, llamándote.

Tu presencia cruza calles, semáforos en rojo..te siento, tres pasos, dos pasos, uno.
Ya estas aquí.
 

Imagen: Philip Gladstone

La fille sur le pont-La chica del puente


"Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad."
Marguerite Yourcenar

(Inolvidable escena..y, maravillosa película)

Los Elementos - La Tierra


Mis raíces se despliegan hasta abrazarte, tus pies se hunden bajo la hierba, bajo esta tierra que se abre para ti, tierra que guarda en su interior el útero donde se amalgaman y se cuecen los depósitos del amor.
Mis ramas florecen partículas que se acumulan en tus pezones erectos, caminas al este, precavido, viendo la materia dibujarse a tus pies, hincando las rodillas en el lodo, amasando tus vértebras, clavando esa semilla en esta tierra receptiva, surcando un riachuelo imparable, tintinean las hojas ante tu verga, terremotos azotan montañas, el último grito mece la naturaleza en un vaivén donde los surcos de tu piel se hacen míos, donde no eres más que ese tronco en la cima de una ladera que lamo complacidamente en este mundo tangible.

Más eso somos, Naturaleza.


Imagen: Scott Siedman

Luna en Géminis


Intuyo bajo tus palabras una sombra anhelante, me conmueve tu voz elocuente resonando en mis oídos, filtrándose hasta encender el piloto automático de mi conciencia más febril.

Mercurio gira velozmente, danza para esta Luna, se acerca y se aleja repetidas veces, jugando, examinándola, escribiendo un poema que apenas puede besar, susurrándole palabra a palabra en una danza rítmica, la Luna exhala suspiros, inquieta..

La curiosidad acorta la distancia, me estimulas mentalmente mujer, te escribo desnudando en cada letra un pedazo de mí, contemplando tu belleza fresca, anidando un nuevo poema que leerás, impregnando un viento húmedo que me bañara de tí..


Imagen: Philip Gladstone

AstroCuento para no dormir - La Novicia


No consigue eliminar esas imágenes en papel barato de su mente, esas imágenes impresas en una revista X que algún camionero con prisas olvidó en un arbusto a pocos metros del arcén..No consigue olvidar la textura viscosa que cubría el cuerpo de una chica de papel, no puede dejar de imaginar el énfasis, la abstracción que lo habría dominado y la furia de su desahogo estampada con pasión y ansia.
Debía de haber pasado apenas diez minutos antes, las páginas olían a hombre, sudor animal, se podía percibir en ellas la huella de una explosión masculina.

Esa noche no puede dormir, las imágenes circulan por su mente.

Siente su sexo vivo e húmedo, a gatas sale de la cama desplazándose por el frío suelo, su mirada se dirige hacia un pequeño crucifijo colgado en una columna, se levanta sinuosamente hasta tener ante ella esa figura de escayola que mira fijamente.

Abraza la delgada columna, se pega a ella, frota su sexo a un ritmo irregular pero constante, dejando un imperceptible rastro a su paso, ansia tanto que no puede resistir lamer el crucifijo y suplicarle que la castigue idénticamente como hizo el camionero con esa chica de revista, sin piedad, úsame, úsame, le ruega mientras suspira, aumentando más rítmicamente los movimientos, ayudada por su dedos que claman por detrás palpar y gozar de su sexo.

Gemidos volcánicos in crescendo la presionan sin misericordia de puro deleite, inflamando hasta el limite una oculta espiral entre sus muslos. Llameante, imparable, se rinde babeando y complacida ante el Cristo Crucificado.

Nunca antes estuvo tan cerca de la gloria de Dios.


Imagen: Milo Manara